Versión final
Ricardo Soto Sulca[i]
Escribir o hablar sobre José María Arguedas, escritor, antropólogo, gran animador cultural, es muy complejo porque su vida, sus obras no tienen un enfoque lineal, tienen diversos enfoques culturales, quisiéramos desarrollar en este artículo la idea central en la vida y obras de Arguedas que es: La migración que nos permitirá tener una visión más amplia de su pensamiento literario y antropológico.
La vivencia de la migración en Arguedas atraviesa su vida y sus reflexiones literarias y antropológicas, fue un eterno viajante, desde su infancia él vivo en distintos pueblos y ciudades como nos dice Antonio Zapata “En canto Quechua Arguedas recuerda en su biografía, enfatizando los numerosos viajes de su niñez, acompañando a su padre que trabajaba como abogado itinerante, cargando con el futuro escritor y su hermano. Recorriendo extensamente sierra y costa; Ayacucho, Cuzco, Apurímac, Ica”, nosotros agregaremos Huancayo, Lima, Puno entre otros. Hizo sus estudios de secundaria en colegios diferentes en Ica, Yauyos, Abancay y Huancayo. En 1931, ingreso a San Marcos para estudiar educación (Lima).
En cada uno de estas ciudades nos ha dejado grandes enseñanza de la valoración de la población campesina o comunera en contra de los citadino, pero sin buscar la exclusión sino por el contrario buscar interrelación entre lo citadino y lo andino para muestra ejemplificaremos algunos hechos, uno de ellos fue la actitud que tuvo los profesores del colegio San Luis Gonzaga de Ica donde Arguedas va estudiar, ellos miran sus calificativos que tiene de las escuelitas de Apurímac, se burlan a ver si va sacar las mismas notas, al concluir el año se sorprenden que Arguedas tiene mejores notas que los alumnos de Ica, esto nos da una idea negativa que tienen los pobladores de la ciudad referente a los pobladores andinos.
El otro hecho fue en el Colegios Santa Isabel de Huancayo, estando matriculado en el tercer año, donde se va formando como escritor pero sobre todo como promotor cultural, saca tres números de la revista Antorcha desde un comienzo busca la unidad de los estudiantes contra la opresión de los docentes y autoridades educativas, en su artículo “Proclama” nos dice: Unión compañeros unión es lo que pide todo proyecto de grandeza. Compañeros cumplamos con lo que dijo el Cristo de la libertad y solo así nuestra quimera se cernirá en el horizonte de lo cierto. Es necesario que todos formemos un solo cuerpo y si en cada corazón palpita un mundo, seamos una nebulosa de astros y que la lumbre de nuestras almas despida el calor de sus rayos en el fondo del cielo donde la sombra extiende alevosa los tules de su vestidura.
Analizando el artículo podemos ver busca la unidad de sus compañeros basado en la libertad de sus pensamientos, ideas y origen, este ultimo porque la mayoría de los estudiantes del Santa Isabel no eran citadinos sobre todo ellos provenían de los pueblos aledaños del Valle del Mantaro o de otras ciudades como Arguedas, en otras palabras el comportamiento de los docentes era excluyentes con los alumnos de las comunidades por un prejuicio racista y marginador. Arguedas desde joven buscaba la articulación de lo andino con lo occidental que se convertirá más adelante en la idea central del escritor la identidad mestiza.
En sus obras literarias también encontramos la idea de migración en sus libros: Todas las Sangres y el Zorro de Arriba y Zorro de Abajo, en el primero crea un personaje que representa Demetrio Rendón Willka, un indio que sabe leer y escribir, que tiene experiencia obrera y sindical, que no cree en Dios, no reniega ni siente vergüenza de su condición de indio, se identifica plenamente con el espíritu colectivo de las comunidades disfruta con el trabajo- fiesta de las faenas y que tiene la prudencia de los grandes sabios andinos, que habla con la fuerza de la naturaleza, que no tiene rabia, pero que quiere cambiar el mundo para que el Perú sea una patria para todos sus hijos y no solo para los criollos.
Por otro lado, la universalidad de Rendón Willka radica en que actúa como un sujeto moderno, es decir, que emplea la razón instrumental, pero sin abandonar su memoria local y sus expectativas modeladas desde el mundo andino. El quiebra la cárcel de la identidad aislada, trasciende su carácter de indio sin perder el arraigo cultural y proyecta un modelo de orden social y de nueva humanidad basados en las estructuras y la cosmovisión andina.
Este personaje Demetrio Rendón Willka para nosotros representa la imagen de todos nosotros migrantes porque él es levado para servir en el ejercito en la ciudad de Lima, donde aprende aparatos culturales citadinos y readecua sus aparatos culturales de su pueblo en ella, pero no se queda regresa a la comunidad donde se convierte en un líder de su pueblo y va a trabajar a la mina sin descuidar el campo y reinventa nuevos aparatos culturales tomando lo citadino con lo andino es donde nace la idea de todas las sangres.
Los “Zorros” fue primero una investigación Antropológica, una investigación sobre el fenómeno de la migración, el proyecto fue financiado por la Universidad Agraria en 1965, posteriormente se convirtió en una novela póstumo que juntaban narración con diario.
En cuanto a el Zorro de Arriba y Zorro de Abajo es la articulación de los campesino a la ciudad de Chimbote convirtiéndose en pescadores para lo cual asumen patrones culturales de la ciudad desde ser pescador a jefe de embarcación para lo cual primero deben aprender a nadar para tener licencia de pescador, pero ellos no niegan sus patrones culturales de sus lugares de origen, para sus actividades religiosas y festivas regresan a sus pueblos.
Arguedas en Chimbote encuentra a los migrantes que readecuan sus patrones culturales sin perder su condición de campesino como lo señala Alberto Flores Galindo “Lo hacen porque antes de hablar han caminado: son caminantes, personas que vinieron de otros sitios del Perú. Desembocaron en Chimbote, pero previamente habían recorrido una serie de pueblos y lugares del Perú. Lo que lo define –hay dos o tres frases claves referidas a esta idea de caminar- es lo que puede significar caminar como medio de construir una identidad. Estos hombres son migrantes que dejaron atrás su pueblo de origen. Pero en ellos no se ha producido una ruptura total o radical; han conservado algunos rasgos anteriores, uno de los cuales es la solidaridad. Son migrantes que han sufrido una ruptura, pero que también han conservado elementos de su propio mundo y que caminando, recorriendo pueblos, y llegando a Chimbote, han ido construyendo una identidad. Esta identidad es por una parte individual –tienen nombres propios, su propia manera de expresarse, sus propios problemas- pero también tienen una dimensión colectiva. Son los habitantes de Chimbote. Estos hombres solo confían en ellos mismos y ya no creen en los curas por ejemplo”.
Recordar la interesante distinción que hace Manuel Castells, entre “la identidad de resistencia” y la “identidad de proyecto” puede ser oportuno para una mejor comprensión del esfuerzo arguediano en su insistencia y valoración del mundo andino. Para Castells la primera identidad es generada por aquellos actores sociales que se encuentran en posición o condición devaluadas o estigmatizadas por la lógica de la dominación, por lo que constituyen trincheras de resistencia y de supervivencia basándose en principios diferentes u opuestos a los que impregnan las instituciones de la sociedad. Puede haber de esto en Arguedas, en ciertas páginas de sus primeras obras, ante el desprecio y avasallamiento a los que la sociedad occidental somete al mundo indígena, ignorándolo y marginándolo.
Nelson Manrique también nos manifiesta “el aporte de José María Arguedas ha sido capital para definir la identidad cultural de Lima. No solo presento la sierra al público limeño sino contribuyo a resolver necesidades muy sentidas de sus coterráneos. Los primeros migrantes tuvieron que enfrentar no solo un profundo choque cultural sino, sobre todo, sufrir los prejuicios con que históricamente los costeños han visto a los serranos. Para los viejos limeños los migrantes venían a quitarle su ciudad, eran sucios, desconfiados y taciturnos. Los serranos, por su parte, consideraban a los costeños ociosos, inconstantes y superficiales”. Pero justamente, Arguedas se negó siempre a ser encasillado en el compartimiento del indigenismo, como algunos lo pretendían. Sus textos al respecto son enérgicos y conocidos sobre todo los antropológicos. Su proyecto era otro, más complejo y más difícil, abarca un universo más vasto.
La “Identidad proyecto”, de que habla el autor citado, resulta esclarecedor aquí. Ella se presenta cuando los actores sociales basándose en los materiales culturales de que disponen, construyen una nueva identidad que redefine su posición en la sociedad y al hacerlo buscan la trasformación de toda la estructura social. La redefinición que menciona Castells es capital, en este caso se orienta, efectivamente, a la búsqueda de una trasformación social. En ella estuvo empeñado Arguedas. Que haya elementos de la identidad de resistencia en su variada obra es innegable, pero seria recórtala no ver hacia donde apunta finalmente. Delinear ese proyecto sin perder las raíces andinas no fue sencillo y motivar un ir y venir penoso e incierto a ratos, pero retomado constantemente. Hacerlo le causo desazón, pero también gozos profundos.
Consciente de la enorme capacidad de asimilación y recreación del mundo andino y mundo occidental, demostrada a lo largo de la Historia, Arguedas trabaja, y muestra al país aquello que, en el Perú de hoy, permite poner en el camino la identidad proyecto hacia una sociedad justa y fraterna. No es un programa político, por necesario y urgente que sea, es un proyecto de vida. De allí que en medio de vicisitudes e incluso de malos momentos, José María no dejo de hablar de la esperanza. Arguedas reconoce que las identidades que comienzan como resistencia pueden inducir en identidades proyecto. La frontera entre esas identidades es lábil y porosa.
El hecho de ser un hombre ubicado en las fronteras culturales hizo que Arguedas fuera particularmente sensible a este conflicto esta idea es corroborado por Flores Galindo “Tienen que ver directamente con el hecho de que Arguedas era intelectual, pero además un intelectual mestizo. Y como tal, un hombre ubicado en la frontera entre el mundo indio y el mundo de los mistis, entre el mundo andino y el mundo occidental, entre el Perú y Europa. Arguedas es un hombre que ha estado en Europa, que ha leído literatura europea, viaja a Estados Unidos por esa época y hasta hace referencias en algún texto bastante anterior, a un autor no necesariamente tan difundido en el Perú como Edmund Husserl, por ejemplo.
Es hombre que está entre dos mundos, el mundo indio y el de los mistis, el andino y el occidental, el Perú y Europa. Esa ubicación puede tener, como en el caso de Arguedas, graves costos sicológicos y personales, pero también el estar ubicado en una zona fronteriza, entre dos lenguas, entre dos culturas, otorga una visibilidad mayor que la de las personas que están ubicadas a uno u otro lado. Esta visibilidad mayor se vio atentada o sostenida en el hecho de que este hombre de frontera se encuentra en esa situación en un momento en el que la sociedad peruana comienza a estar atravesada por un conflicto mayor; el conflicto entre el mundo occidental y el mundo andino, los desafíos de la modernización y la modernidad. Y en medio de ese conflicto Arguedas elabora El zorro de arriba y el zorro de abajo. El conflicto en el siglo XX es similar al que las sociedades andinas soportaron desde fines del siglo XVI hasta inicios del siglo XVII; el choque con Occidente”.
Arguedas quería que el Perú se hiciera mestizo su idea de país era el equilibrio que había logrado en el Valle del Mantaro, el mundo occidental y el mundo andino. Arguedas cree encontrar en el Valle del Mantaro el modelo por excelencia de ese encuentro. Podríamos decir que los motivos y los personajes del novelista provienen sobre todo del sur, mientras que los materiales del antropólogo y folcloristas provienen de la sierra central para él hay un lugar privilegiado: el valle del Mantaro, donde encontró un campesino mestizo que hablaba quechua y español, que se vestía de manera peculiar y que no hablaba con el tono suplicante de los pongos del sur del país. Que se sentía orgulloso, tenía una identidad propia y había desarrollado una cultura con rasgos propios, mezclando elementos occidentales y andinos como los huaynos del Valle del Mantaro, por ejemplo. En la sierra central nunca hubo un sistema de haciendas, como si se estableció en el sur del país.
Siempre habían sido campesinos libres, dueños de sus tierras, lo que había permitido que ellos entablaran una relación distinta con el mundo occidental, que incorporen lo bueno, lo positivo, lo útil. Por ejemplo, la agricultura mercantil en el valle del Mantaro el desarrollo del capitalismo en la zona a través de las propias comunidades, a la introducción de la luz eléctrica en la comunidad de Muquiyauyo en los años 20. Existían ahí campesinos que parecían asumir resueltamente las vías de la división creciente del trabajo. La modernización asumida por los propios campesinos.
El Valle del Mantaro es un caso en el que modernización y capitalismo no eran contrapuestos al mundo campesino. Al contrario, los campesinos se integraban al proceso, eran agentes de la modernización y del capitalismo. Se convertían en una especie de proto-farmers. En esta alternativa se fusiona lo andino, lo tradicional, lo autóctono, con lo moderno, lo nuevo, lo occidental, lo que venía de Europa, de esos mundos con los que Arguedas tomaba contacto a través de los encuentros con narradores y congresos de antropología. Incorporan todas estas cosas positivas del capitalismo sin perder la propia identidad.
Arguedas creía ver en el Valle del Mantaro un lugar donde el capitalismo, incorporado por los campesinos, había permitido preservar una identidad regional. El creía que el Valle del Mantaro podía mantener su identidad frente a otras regiones del país, e incluso frente a Lima. Era tal la fuerza de la economía campesina del valle del Mantaro y de estas comunidades, que no iba a ser absorbida por la cultura que venía desde Lima a través de la radio (todavía no existía la televisión). Esto permite entender un poco más las esperanzas de Arguedas.
José María quería mostrar las bondades del mundo indígena frente la sociedad occidental. Por entonces estaba de moda aquella vieja concepción del desarrollo que señala que para que surja lo nuevo hay que destruir lo viejo. Arguedas señala que lo viejo puede coexistir con lo moderno la tarea esta en buscar el equilibrio para ello el migrante juega un papel importante porque no es un migrante que se queda en la ciudad sino es un personaje que tiene una movilidad social de ida y vuelta en otras palabras entra y sale de la ciudad y del campo readecuando los patrones culturales del lugar de origen y lugar de residencia.
Este tipo de migrante va reconfigurando la relación de campo y ciudad porque ellos van teniendo movilidad social casi permanente, puedes tomar desayuno en Huancavelica, Almuerzas en Huancayo y duermes en Lima por tanto los patrones culturales se modifican según el espacio donde se encuentra.
Martin Tanaka nos invita a tener una mirada más abierta en cuanto a la identidad andina. “En el momento actual , como consecuencia de la dinámica de la migración, el crecimiento de las ciudades, la institucionalización de los municipios rurales, la politización de los espacios locales, la expansión de las actividades extractivas, la imagen de lo andino esta en redefinición. Pero todavía no aparecen visiones articuladas capaces de superar del todo las visiones previas. La pregunta por la identidad andina sigue abierta”.
Para terminaría diría que Arguedas ha sido un visionario de nuestra identidad cultural no podemos decir que solo fue un Indigenista sino por el contrario fue un progresista tenía una idea de progreso y buscaba la articulación de los citadinos y andinos.
[i] Magister Ricardo Soto Sulca. Docente de la UNCP, y promotor cultural.
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