26 de noviembre de 2012

LO ANDINO NO ES LO PERUANO

Recibí el libro hace más de un año, pero quedó debajo de una ruma de papeles, y recién lo acabo de recuperar. Un feliz y oportuno redescubrimiento en medio de los debates actuales sobre la multiculturalidad del país, los alcances que debería tener el ejercicio del derecho a consulta para los pueblos indígenas, cómo entender lo popular en el Perú, especialmente cuando en Lima la esperanza puesta en el “desborde popular” esbozado por José Matos Mar puede terminar también en sucesos como los vistos recientemente en el ex mercado mayorista de La Parada. Cuánta falta nos hace hoy la inteligencia y sensibilidad de Roberto Miró Quesada (RMQ), fallecido tempranamente en 1990. Ricardo Soto tuvo la feliz iniciativa de editar y publicar una antología de sus escritos bajo el título Lo andino no es lo peruano. Ensayos sobre la cultura peruana (Huancayo, Universidad del Centro del Perú, 2011). 
Como muchos otros, rechazaba una propuesta de mestizaje conservador, basada en una jerarquía en la cual lo “occidental criollo” ocupa una posición superior a la andina y a otras tradiciones culturales, fundamento de diferentes formas de discriminación. Pero a diferencia de otros, no pensaba en una suerte de “vuelta de tortilla” como alternativa, haciendo de lo andino el centro de la peruanidad, que podría llevar a nuevas exclusiones de otras tradiciones, como la africana, amazónica, y las resultantes del incesante flujo de migrantes a nuestro país. 
RMQ buscó evitar una visión condenatoria de lo occidental y laudatoria de lo andino. Llamó a ser crítico con las tradiciones andinas, que veía como fuertemente permeadas por herencias feudales españolas, de allí que tuvieran mucho de conservador y anacrónico; en eso se coincidía con el conservadurismo de nuestras elites supuestamente globalizadas, de allí que viera las bases de la discriminación en patrones autoritarios tradicionales compartidos tanto por los de arriba como por los de abajo. 
La salida estaba en entender la identidad peruana afincada en el mundo popular, pero no entendiendo este como una concesión sin más a las preferencias mayoritarias, ni como aceptación de los patrones predominantes. RMQ entendía la cultura como un campo fundamentalmente político, expresión de hegemonías, proyectos, correlaciones de fuerza, imposiciones, resistencias y resultados inesperados; de allí que postulara entender lo peruano y popular entendido como una construcción política pendiente, orientada hacia el futuro, democrática, integradora, respetuosa de las diferencias, construida sobre la base de nuestras diferentes tradiciones, pero al mismo tiempo diferente de cada una de ellas. Llamaba a reivindicar la modernidad occidental, base de la ciudadanía y de la democracia, a la cultura popular masiva cada vez más presente en nuestras urbes, y a nuestras “tradiciones” históricas, y veía en ese encuentro conflictivo, caótico y difícil el germen de la peruanidad. 
FUENTE:  Martín Tanaka. (Domingo, 18 de noviembre de 2012). Lo andino no es lo peruano.  http://www.larepublica.pe/columnistas/virtu-e-fortuna/lo-andino-no-es-lo-peruano-18-11-2012 


LO ANDINO NO ES LO PERUANO
( A modo de presentación)

      Han pasado más de 20 años de su muerte muy poco se conoce la producción académica y sobre todo en el tema cultural a Roberto Miro Quesada a mi entender uno de los intelectuales peruanos más lucido en cuanto a la construcción de la identidad cultural peruana, no nos dejo un libro sobre sus ideas centrales de la cultural sino un conjunto de artículos, ensayos e investigaciones sobre diversos tópicos de nuestra cultura peruana.

      No contamos con una autobiografía de Roberto Miro Quesada, uno de sus discípulos Martin Tanaka nos dice «Roberto era un Miro Quesada, con todo lo que ello implica, venido de una familia de larga tradición, pudo fácilmente aprovechar las ventajas de su condición social e instalarse en ella. Sin embargo fue mas allá rompió de alguna manera con esto y asumió una posición, una identidad de izquierda. Sus convicciones fueron más fuertes. Pero ser de izquierda tampoco fue sencillo: porque pese a serlo no dejaba de ser un Miro Quesada. Habiéndose distanciado de los de arriba y sin ser plenamente acogido por los de abajo, siendo vistos por unos con extrañeza y por otros con recelo, Roberto vivió la soledad, la incomprensión de un país desgarrado, dividido como el nuestro», creemos que esto resume su vida y su producción intelectual porque busca la integralidad de la cultura peruana reconociendo sus diferencias culturales, políticas de la población peruana.

       Esta recopilación comienza en forma casi casual. Estaba desarrollando una investigación sobre la cultura en el Valle del Mantaro cuando me encontré con un ensayo de Roberto Miro Quesada «Identidad Nacional, Pluriculturalidad «, después de terminar de leer estuve convencido que la discusión académica y política sobre la identidad cultural peruana, ya no es posibles entender el debate con la vieja dicotomía entre lo blanco y lo indio, lo occidental y lo andino, porque hoy en la actualidad van construyendo los nuevos cambios y la diversidad de actores sociales y diversos simbolismos, como puede afirmar Roberto Miro Quesada «debemos Desandinizar y Desoccidentalizar y construir una nueva identidad cultural tomando lo bueno de las dos ideas».

      En este proceso podemos encontrar diversas propuestas teóricas de los intelectuales en cuanto la identidad cultura, por ejemplo: Néstor García Canclini plantea Culturas Hibridas, Zigmunt Bauman las Identidades liquidas, Raúl Romero las Culturas Múltiples, Ricardo Soto Culturas Móviles, entre otros, ha todos ellos los que los unifica es la idea de la diversidad cultural con el reconocimiento de la diferencia. En otras palabras no podemos negar los diversos patrones culturales que asimilamos pero no desconocemos a ninguno de ellos, ni lo ponemos adelante del otro, sino que respetamos los espacios donde interactúan.

      Para poder entender el pensamiento de Roberto sobre Identidad quisiera desarrollar las ideas de Manuel Castells entre «la identidad de resistencia» y la «identidad de proyecto». Para Castells la primera identidad es generada por aquellos actores sociales que se encuentran en posición o condición devaluadas o estigmatizadas por la lógica de la dominación, por lo que constituyen trincheras de resistencia y de supervivencia basándose en principios diferentes u opuestos a los que impregnan las instituciones de la sociedad.

      La «Identidad proyecto», de que habla el autor citado, resulta esclarecedor aquí. Ella se presenta cuando los actores sociales basándose en los materiales culturales de que disponen, construyen una nueva identidad que redefine su posición en la sociedad y al hacerlo buscan la trasformación de toda la estructura social.

      Consciente de la enorme capacidad de asimilación y recreación del mundo andino y mundo occidental, demostrada a lo largo de la Historia, Roberto Miro Quesada trabaja, y muestra al país aquello que, en el Perú de hoy, permite poner en el camino la identidad proyecto hacia una sociedad justa y fraterna, Roberto reconoce que las identidades que comienzan como resistencia pueden inducir en identidades proyecto. La frontera entre esas identidades es lábil y porosa.

      Roberto Miro Quesada parte de la pregunta ¿Qué país tenemos, que país queremos, que país podemos hacer?. Para poder construir la identidad cultural de nuestro país.

     Muchos de nosotros académicos, políticos y operadores de políticas culturales nos aferramos del pasado que fue construido por los intelectuales de los dominadores y no por los subalternos, sin tomar en cuenta los cambios que se han desarrollado sobre todo en los aparatos culturales de los jóvenes de nuestro país. Esta nueva generación viene construyendo una cultura viva, en contraposición a una cultura del museo y de la añoranza que las generaciones antiguas siguen creyendo que lo andino o tradicional fue mejor y debemos valorarlo, Roberto Miro Quesada reafirma «Creo que la función del Estado no es tanto preservar el patrimonio cultural del pasado, sino incentivar el movimiento de la cultura viva, que es la que se da en los barrios, en la calle».

      Los jóvenes están desarrollando nuevos aparatos culturales como son: la calle, el barrio, el bus, los conciertos, las tribus urbanas y los medios de comunicación (Internet) son los nuevos elementos que vienen practicando como manifiesta García Canclini se «conectan y se desconectan» permanentemente para esta generación no hay lazos fuertes sino por el contrario practican los lazos débiles, anteriormente predominaban los lazos fuertes como la familia, la vecindad, los hermanos de sangre entre otros en cambio hoy el que predomina son los lazos débiles que se encuentra en los centros laborales, instituciones educativas en los nuevos tugurios urbanos (los departamentos de viviendas en las torres) donde su interacción es espontaneo y circunstancial de una gran movilidad social, en otras palabras cambian constantemente sus aparatos culturales según el espacio que se encuentran.

      Que podemos hacer para construir una nueva identidad cultural en los tiempos de globalización, para lo cual tomaremos al mismo Miro Quesada cuando el manifiesta «Creo la mejor política sería la dejar que la gente cante y baile lo que quiere. El papel del Estado debería reducirse a incentivar y dar facilidades, sobre todo a nivel de los barrios. Habría que reivindicar los espacios urbanos, la esquina, la plaza pública, el atrio de las parroquias, para los espectáculos de teatro, danza música.

      Incentivar que los conjuntos de huayno, chicha, salsa, rock, toquen en todos los barrios. ¿Qué lo hagan mal?. No importa. Es necesario generar un movimiento, dar oportunidades y de ahí seguramente saldrá cosas buenas», nosotros añadiremos desarrollar nuestra cultura viva en las fiestas patronales, sobre todo en los espacios rurales, los conciertos, los espacios virtuales donde están mayor tiempo esta nueva generación porque ellos no practican las exclusiones sino respetan las diferencias en muchos casos los integran en su vida cotidiana.

      Otro elemento que reflexiona es lo popular porque la mayoría de los académicos andinos manifiestan que los de abajo y pobres son del sector popular, pero hay otra acepción lo popular es lo masivo por tanto podemos decir que el termino popular es muy complejo sobre todo en nuestra sociedad. Roberto Miro Quesada manifiesta «lo popular ha venido siendo entendido como aquella mayoría pobre de origen andino cuyos supuestos culturales son asumidos como correctos por el solo hecho de ser mayoritarios, pobres y andinos», nosotros creemos que debemos tener una visión más amplia porque tenemos una mirada muy sesgada que todo lo occidental es malo, alienante, individualista en cambio lo andino es todo colectivo, solidario. El mismo Roberto nos dice «lo occidental fue visto como fuente de dolor, y solo de dolor, ante lo cual lo andino adquirió, por contraposición la categoría de dador de felicidad y solo de felicidad». Que en la práctica no es cierto porque los dos tienen lo bueno y lo malo por lo que se plantea recoger lo positivo de los dos enfoques.

      En la actualidad los elementos que se señalan anteriormente ya no tiene argumentos porque los pobladores de las comunidades campesinas no buscan la solidaridad comunal sino por el contrario buscan el progreso individual esto se constata en la educación de sus hijos, en la migración por trabajo y estudio, lo dicho esta graficado en la frase «No quiero que tu sufras como nosotros, por lo que tienes que estudiar para ser otra persona», ellos no dicen debes estudiar para que ayudes a tu comunidad o pueblo sino a tu familia o hermanos podemos señalar que los migrantes rurales buscan el progreso y no el desarrollo colectivo.

      Roberto Miro Quesada siempre proponer la integración de los dos elementos lo occidental y lo andino sin anteponer a ninguno de los dos sino buscar un integración cultura como él lo manifiesta «Si aceptamos que son los puntos de encuentro los que definen los valores culturales, entonces la cultura que queremos será aquella que nazca de una confluencia explícitamente deseada…Es decir, construir una identidad cultural que respete la pluriculturalidad de un país como este».

      Después de leer y reflexionar los artículos, ensayos y debates que ha tenido Roberto Miro Quesada podemos afirmar que solo lo andino no es lo peruano sino es una mezcla de patrones culturales occidentales, africanos, judíos, chinos, andinos, nativos y otros que vienen interactuando en nuestro país, como diría nuestro maestro José María Arguedas, el Perú es un país de todas las sangres donde se reconoce la diferencia cultural.

      La pequeña recopilación que conforma este texto tiene un sentido didáctico y no aspira a dar a conocer toda la producción académica del autor, sino a informar sobre su producción ligado al tema de la cultura. Está pensada para servir de herramienta a quienes comienzan a penetrar en el mundo de la cultura y quieren profundizar en el aprendizaje de la realidad peruana.

      Para terminar esta pequeña reflexión invitamos a los estudiantes de Sociología, Antropología y Trabajo Social de la Universidad Nacional del Centro a leer este compendio de artículos y ensayos de Roberto Miro Quesada, esta publicación que tiene carácter eminentemente académico, con este texto queremos rendirle un homenaje y revalorar su producción académica sobre la cultura.

Al Amanecer de marzo 2011.
Ricardo Soto Sulca.

19 de octubre de 2012

LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES Y SU ORGANIZACIÓN

Ricardo Soto Sulca


Por los años de 1985 escuchamos por primera vez que en el Perú existían dos formas de organización de los niños, niñas y adolescentes eran los Mantoc y las “colleras” unos eran niños trabajadores y los otros niños de los barrios marginales.  Estas experiencias se daban antes de la aprobación de la Convención de los Niños.

Después, de su aprobación 1989 se forma un conjunto de organizaciones de los niños amparados en el derecho a la participación y opinión de los niños entre ellos los Municipios Escolares, esta experiencia se ha convertido en una política pública porque todas las instituciones educativas de los niveles primarios y segundarios de nuestro país cuentan con sus Municipios Escolares. Desde 1997 los municipios escolares se convierte en una organización que hace respetar y ejerce sus derechos al interés de las instituciones educativas como también en su relación con sus padres, hoy por hoy los niños, niñas y adolescentes viene siendo escuchados por los adultos, por lo tanto se busca una relación horizontal con los docentes, padres de familia y la población.

En la actualidad los Municipios Escolares están participando en los procesos de presupuestos participativos en sus distritos, provincias y regiones presentando sus ideas de proyecto o perfil  de proyecto, son integrantes de los comités de vigilancia de la ejecución de los proyectos de los presupuestos participativos en sus lugares teniendo muchos éxitos y sobre todo ayudando a sus instituciones educativas para una calidad educativa que debemos brindarles a los niños, niñas y adolescentes.

Nos sorprende que en el dictamen que presenta la Comisión de Justicia y Derechos Humanos del Congreso de la Republica a iniciativa del Congresista Juan Carlos Eguren propone recortar los Derechos a la participación y opinión de los niños, niñas y adolescente, con el ejercicio de la participación y opinión debe ser realizada solamente bajo la  supervisión paterna y  únicamente en el ámbito familiar y de la escuela. Nos preguntamos desconocen los congresistas las experiencias de organización de los niños  o lo que buscan es desaparecer a las organizaciones de los menores, con esta modificatoria los municipios escolares y otros grupos de niños no podrán participar en los espacios públicos como los presupuestos participativos porque deberán ser  supervisados por sus padres, en donde queda la autonomía de los niños, niñas y adolescentes ya no tiene derecho a opinar.

Si castran los derechos de participación de los niños, niñas y adolescentes están dejando que estos menores no aprendan a ejercer sus derechos de elegir y ser elegido en sus Municipios Escolares, porque en ello los niños encuentra un espacios democrático de participación por ende van teniendo una cultura política, nos preguntamos el congresista Eguren no quiere que los niños, niñas y adolescentes no participen en la política hasta que sea “mayor”, está desconociendo las experiencias que están desarrollando los Municipios Escolares a nivel nacional o en otros países donde la cultura política enseñan desde la primera infancia.

Llamamos a los congresistas, los presidentes de los gobiernos regionales, a los alcaldes    provinciales y distritales, los intelectuales, partidos políticos, organizaciones de base, a los empresarios y a la ciudanía en general, a no permitir que los niños, niñas y adolescentes no   tengan los derechos de opinar y participar como lo señala la Convención de los Derechos del Niño, al contrario debemos exigir que el gobierno de todas las facilidades a las organizaciones de niños en sus respectivas instancias para que sus propuestas sean considerados dentro de sus programas y proyectos.

CULTURA INCLUSIVA VS POLÍTICA INCLUSIVA



Ricardo Soto Sulca

Mucho se viene hablando de inclusión social en nuestro país, desde los discursos políticos hasta la constitución de políticas de inclusión pasando por la creación del Ministerio de la Inclusión Social, generalmente la inclusión social se le asocia con la reducción de la pobreza y por tanto con la efectividad y eficiencia de los programas sociales.

En esta oportunidad queremos desarrollar la idea de cultura inclusiva que viene hacer un cambio de actitud de las personas y su interrelación entre ellos, porque no solo con normas, leyes e institucionalidad por parte del estado se puede empoderar la cultura inclusiva en nuestra sociedad, Luis Thais nos dice: “La inclusión busca que la población tenga acceso al conjunto de oportunidades que ofrece una sociedad. La inclusión social implica acceso a la educación de calidad, servicios de salud, vivienda adecuada (incluyendo saneamiento, electricidad, recojo de basura), conectividad, utilización de espacios públicos, acceso a la cultura, a la justicia, a no ser discriminados, pero más importante aún a la posibilidad de generar ingresos o producir riqueza que permite a los ciudadanos, como dice la constitución política del Perú: tener derecho a la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física a su libre desarrollo y bienestar”.

Estando de acuerdo con la idea de Thais sobre inclusión  social, nos centraremos en el tema de no ser discriminado, no solo por estado sino sobre todo por nosotros mismos, si persiste la discriminación, la exclusión entre nosotros mismos no vamos a poder construir una cultura inclusiva entre los peruanos, las personas en nuestro país vienen excluyendo o discriminando a las personas con enfermedades terminales, discapacitados, lengua nativa, genero, raza, etc. Por tanto no basta generar normas, leyes o crear un ministerio de inclusión social si no hay una real trasformación cultural de las personas para que puedan operar las políticas sociales, para ejercer su derecho ciudadano, para reconocer las diferencias entre las personas.

Las buenas intenciones de los que diseñan y proponen no solo normas y leyes sino programas de intervención para la inclusión social en los diferentes sectores de nuestra sociedad chocan con una triste realidad de que no cuentan con los operadores especializados para implementar dicha política o programa, muchas veces estos funcionarios o responsables en veces de llevar a cabo las actividades planteadas son los que entraban dicho proceso no solo por desidia sino sobre todo por el poco o nada de conocimiento que tiene sobre cultura inclusiva.

La poca importancia que tienen las autoridades de los diversos niveles: nacional, regional y local sobre la preparación y capacitación de su agencia hace que no pueden desarrollar programas de promoción, prevención y recuperación de las personas con habilidades diferentes, pero sobre todo no trabajan con las familias de estas personas que la idea de buscar una integración familiar y comunal.

Es importante que esté presente en la agenda de todas las instituciones públicas y privadas que tienen relación con las personas de habilidades diferentes el tema de cultura inclusiva y se convierta en un elemento vinculante en todos los programas sociales o políticas sociales que implementa el estado. En nuestra experiencia de trabajo intelectual y de promoción pudimos constatar que los mismos adultos somos los que buscamos marginar o excluir a los niños y niñas que tiene habilidades diferentes y enseñamos a nuestros propios hijos a discriminar a sus propios pares, por tener muchos prejuicios o percepciones negativas que son creados por el sentido común de ellos, por ejemplo: “no te puede juntar con un discapacitado porque te puede contagiar o que va decir la gente si sabe que tenemos un hijo discapacitado o con enfermedad terminal”, por tanto nosotros mismos discriminamos nuestros propios hijos.

Esta discriminación se da en ida y vuelta, somos profundamente discriminadores por tener una cultura negativa, sancionadora y construimos estereotipos y prejuicios con un contenido excluyente sin tener en cuenta que también nosotros somos marginados por los otros ya sean personas “normales” o personas con habilidades diferentes.

Por lo que es importante en trabajar el tema de cultura inclusiva como cambio de mentalidad en las personas comenzando en el hogar, las instituciones educativas, el trabajo y la comunidad para lo cual se debe desarrollar programas educativas y de sensibilización que este acompañado de actividades de promoción social, sino la inclusión social va convertirse en un mero discurso integrador y no en una práctica inclusiva.

Por lo que nosotros apostamos en una educación inclusiva desde los diversos espacios interrelación que tiene la sociedad como es la familia, la escuela, el centro de trabajo y la comunidad, para lo cual desde niños tenemos que generar una cultura inclusiva de integración sin marginar a los niños con habilidades diferentes, desde el hogar y principalmente en las instituciones educativas donde se expresa con mayor nitidez la exclusión primero por los docentes y padres de familia y seguidamente por los propios niños.

Desde hace mucho tiempo el Ministerio de Educación ha dado una norma para que las Instituciones Educativas se conviertan en instituciones educativas inclusivas donde puedan albergar niños “normales” y niños con habilidades diferentes, con muchos esfuerzo de los profesores y autoridades educativas algunas instituciones educativas tienen la certificación de ser una institución inclusiva, que nos parece muy bien en el papel, cuando comenzamos acompañar el proceso de inclusión de los niños con habilidades diferentes nos damos con la sorpresa que dichas instituciones no cuentan con el apoyo de las instancias educativas sino que al contrario obstaculizan el proceso de integración, no tienen adecuada infraestructura, no cuentan con mobiliarios y equipos educativos que necesitan y sobre todo no están capacitados los docentes que reciben a estos niños con habilidades diferentes.

Los programas curriculares no toman en cuenta la cultura inclusiva como un tema generador de inclusión social entre los docentes y los alumnos, sino al contrario estos programas curriculares son profundamente excluyentes donde los niños con habilidades diferentes deben estar albergados en instituciones educativas especiales. Por tanto es necesario adecuar o diseñar programas curriculares o proyectos educativos regionales inclusivos, para lo cual se debe modificar el concepto de niño, porque muchos lo miramos al niño o niña como objeto de protección o de lástima debemos tener una nueva mirada de niño o niña como sujeto de derechos donde el niño sea concebido como un ciudadano con deberes y derechos.